Las uvas chardonnay que maduran en las cepas que presiden la entrada al Palacio de Canedo y con las que se elabora el Xamprada siempre son las más madrugadoras y marcan el inicio de la vendimia en el Bierzo. Con la «fresca» de este jueves se comenzaban a recoger los primeros racimos, con nueve días de adelanto respecto al año pasado -y con 14 días de retraso respecto a la atípica campaña de 2017, cuando cayeron en el cesto el 15 de agosto-.
La uva para el Xamprada se recoge siempre antes porque tiene la peculiaridad de ser un espumoso que se elabora con un vino base de poca graduación alcohólica, que después realiza una segunda fermentación en botella. Y es que para elaborar vinos espumosos se necesita que la uva no esté totalmente madura para mantener alta la acidez y que no haya mucha concentración de azúcares para hacer ese vino base con poco grado alcohólico que fermentará otra vez en la botella utilizando el método tradicional ‘champenoise’.
En el interior de la botella cogerá algo más de grado con esa segunda fermentación, que básicamente transformará los azúcares aún presentes en el vino en alcohol y, en ese proceso, generará dióxido de carbono. Así aparecerán sus finas burbujitas que, explicándolo de un modo sencillo, no es más que ese dióxido de carbono que atrapado en la botella y sin poder salir por ningún lado se mezcla y se incorpora al vino.
A las puertas del Palacio de Canedo
Las uvas chardonnay, que son las que están plantadas en el entorno del Palacio de Canedo, fueron las primeras en
entrar en la bodega a partir de las ocho de la mañana. Son viñedos ecológicos, donde la vendimia se hace a mano y en cajas, en las horas más frescas del día. También se ha recogido las uvas de godello con el que se completa el especial ‘coupage’ del Xamprada.
Las lluvias de este verano junto con el contraste de las temperaturas han hecho presente el oídio más de lo recomendable, un reto más para los cultivos y elaboraciones en agricultura ecológica, aunque no ha habido que lamentar daños por ninguna tormenta. Y es que cada añada tiene su huella, aunque con la segunda fermentación
en botella y una larga crianza de al menos año y medio en la rima se tiende a uniformar el producto final.
Según explicó su enólogo, José Manuel Ferreira, esta añada será un poco más corta en producción de lo esperado. «Pero la calidad apunta muy buenas maneras», apostilló Ferreira, que detalla que «los racimos son más pequeños, lo que provoca que la relación entre pulpa y hollejo sea muy positiva, dando más concentración a los vinos».
Desde hace 28 años
Prada a Tope elabora su Xamprada desde hace 28 años, utilizando la variedad francesa chardonnay y la autóctona godello al 50 por ciento. La primera es la más utilizada en la región francesa de Champagne para dar cuerpo y longevidad a los espumosos y la segunda es la que le da ese carácter berciano, esos aromas y esa chispa de frescura que le dan esa tipicidad que convierte al Xamprada en algo único y aferrado a la tierra. «De este modo el Xamprada tiene un toque afrancesado que gusta en los mercados internacionales pero con la diferenciación del godello, algo exclusivo de este espumoso», destacan desde la bodega.
Del espumoso blanco, Prada a Tope lo elabora en sus versiones ‘brut’ y ‘extra brut’, siendo el segundo más seco, con menos contenido en azúcares residuales. Desde hace unos años, también elaboran un Xamprada Rosado, también con el método tradicional, con un 85% de mencía y un 15% de godello. Es de color rojo frambuesa, muy limpio, brillante y con un torrente de burbujas pequeñísimas emergiendo con fuerza desde el fondo de la copa para crear al final una corona que persiste en el tiempo. Su aroma es afrutado y con cuerpo.
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