Kinki, un mencía rebelde y transgresor
No es un vino mencía convencional ni clásico. El Kinki es un mencía transgresor, rebelde y diferente, en el que la enóloga Verónica Ortega vuelve a experimentar con otras formas de elaboración para llenar la copa de "un vino de perfil ligero, muy bebible con sólo 11,5 grados, muy poca extracción con una capa muy clarita, fresco y de trago fácil". "Es una botella que empiezas y te la acabas, con un paso de boca muy ágil", añade. Sus uvas proceden de una viña vieja situada en Cobrana y a 750 metros de altitud, con suelo de pizarra muy degradada y arcilla. Vendimia tardía.En ella se encuentran cepas de mencía y de otras variedades locales, que fermenta todas juntas en un depósito tronco-conico de madera y con una larga fermentación de sólo una parte de las pieles. Eso sí, añade […]